Mañana, o el día que te vea,
voy a comerte a besos,
primer plato, segundo y postre.
Te voy a besar tanto
que voy a desgastarme los labios
con tu boca.
Te voy a disolver la piel con mi saliva,
centímetro a centímetro,
para saborearte todo el tiempo.
Voy a mordisquearte, levemente,
detrás de las orejas,
como una niña con su caramelo.
Voy a beberme tu esencia despacio,
sorbo a sorbo,
pues eres mi alimento.
Y cuando en este devastador banquete
ansiosos nos hayamos devorado
ya no tendré más hambre...
de momento... o hasta dentro de un rato...
pues mi pasión se torna insaciable
cuando te tengo cerca.
Te lo advierto:
¡mañana, o cualquier otro día,
voy a comerte a besos!
No hay comentarios:
Publicar un comentario