En esta madrugada siento frío,
pero te pienso y tu calor me irradia,
me atraviesa por dentro como un río
de incandescente lava...
Como si yo al pensarte te dotara
de vida debajo de mis sábanas
y sintiera tus labios, como el fuego,
recorriendo mi espalda.
Que sensación tan plácida
inventarte en mis sueños,
y contar tus caricias,
y guardarlas conmigo,
para alimentar las hogueras
que me libren del invierno más frío:
la desalentadora soledad
de un corazón vacío
de amor, de contenido.