martes, 6 de octubre de 2009

TODA HUECA



He conocido a otros hombres buenos, que ponían sus vidas a mis pies, pero no he podido darles nada... Me presenté con las manos vacías y el corazón desierto, toda hueca. No pude darles nada, porque te lo has quedado todo:


Mi decimonónico romanticismo, mi exultante pasión, voraz y divertida, mis ganas locas de beberme a sorbos la vida, de devorarte sin piedad y sin medida... esa mezcla de carne y sentimiento que tanto te gustaba...




Los besos, que contigo se me atropellaban en la boca, deseando estrellarse contra ti, se quedan atascados y mudos y no quieren salir. Sólo me sobreviven unos besos de plástico...




Mis manos, que soñaban morir sobre tu cuerpo en forma de caricias, se volvieron rígidas y frías, y las caricias cuelgan de sus dedos como flores marchitas, y no quieren arrojarse a la piel de otro cuerpo.




A esos hombres, tan buenos como tú, no pude llevarles nada de regalo porque soy sólo el envoltorio de mí misma... la de dentro se quedó sentada en un rincón del suelo de tu casa y no se atreve a moverse de allí, esperando, por si abres esa puerta, para que entonces la veas y sepas que la tienes.


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